JAQUI 15FEB2019 | Y entonces, apenas llegamos a Jaquí, me puse a
buscar mi escuela. Por aquí estaba, frente a la plaza mi humilde escuelita
con mi profesor Paco Dongo, pensaba. Miraba por aquí, por allá y más allá y no la
hallaba. A lo lejos, por la otra esquina, dos pobladores sentados sobre la vereda
chalaban amenamente. Me acerqué a ellos, eran el señor Neyra Cuadra y el señor Dongo, mi escuelita les pregunté, estaba por
allá, señalé. No maestro, la escuelita se cayó con el terremoto, en su lugar hoy
está el municipio, la escuela la han trasladado más atrás. No alcance a verla,
pero ya no era mi escuelita la de adobe, la que se le caía el tarrajeo, con
pizarra giratoria de madera, con piso de tierra a la que echábamos petróleo quemado
para evitar el polvo, aquella la de un solo profesor. Año 1964, Jaqui aún no tenía
agua potable, los pobladores íbamos al río a acarrear agua, algunos los más
afortunados iban con su burrito.
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