Aún recuerdo la casita de la tía Tomasa al borde de la “cangana” y las
actuaciones en las que nos hacían participar las primas Constanza y Leoncia quienes
armaban un “teatro” con una sábana colgada en los extremos alumbrados detrás por
un lamparín y las sombras que reflejaban nos hacían imaginar luchas entre
romanos. Crecimos juntos y pasamos nuestras vivencias entre “La Planta” San
Luis y Sacota. Éramos casi de la misma edad y había entre nosotros algo de
complicidad y algo de sana competencia cuando en Sacota la abuela Mela nos
levantaba muy temprano para ir a recoger higos, traer pasto o leña para la casa
o cuando nos sentábamos al borde de la pirca esperando cada uno con nuestro
jarro la “espuma” mientras las tías ordeñaban las vacas. De ahí por el año
1964, la familia Colqui Gutierrez se establecieron primeramente en Yauca y luego en Acari, mientras mi familia
paso a Jaqui y de allí nos domiciliamos en Nasca. Ya para entonces, la
distancia nos iba haciendo más lejanos. Eras muy osado y aventurero. Tendrías quince
o dieciséis años cuando te fuiste solo y caminando hasta Sacsara en un viaje
que normalmente se hacía en dos o tres días. Y después te apareciste por la
selva de profesor. La ultima vez que nos vimos me contaste que habías ido hasta
Acari. Recordamos nuestra niñez y quedamos en ir a San Luis en tu próximo viaje
para recorrer los caminos de antaño y ver si aún había alguna huella del pasado,
el campamento con casitas de calamina, el molino, las posas de relave, la
escuelita de madera… No se pudo, pues has tomado otro viaje, acudiste al
llamado del Padre. Hasta siempre CHEMO!!!
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