EL PERUANO 16MAYO2003
(acualizado)
MATEMATICA, geógrafa, física, y bilingüe. María Reiche, la incansable investigadora y centinela de las líneas de Nasca, hubiese cumplido hoy ciento cinco años de edad.
Natural de Dresden, la espigada científica nació un 15 de mayo de 1903 en el seno de una familia conservadora. En ella permaneció hasta los 27 años, edad en que su vida dio un giro histórico al descubrir esos garabatos perfectos sobre una estepa andina.
Sin embargo, ella llegó al país con un contrato de trabajo como profesora en el Cusco. Tres años después, en 1937, se trasladó a Lima donde fungió como restauradora en el Museo Nacional. Allí trabó amistad con Julio C. Tello y en 1949 decide regresar a ese desierto encantado al que la llevaron Paul Kosoc (descubridor de las líneas) y Elmer Faucett.
Que esas figuras la sedujeron está claro: Las líneas y geoglifos de Palpa la volvieron obsesa. Quería establecer científicamente su función, probar la hipótesis que endilgaba a las líneas una propiedad cósmica.
Natural de Dresden, la espigada científica nació un 15 de mayo de 1903 en el seno de una familia conservadora. En ella permaneció hasta los 27 años, edad en que su vida dio un giro histórico al descubrir esos garabatos perfectos sobre una estepa andina.
Sin embargo, ella llegó al país con un contrato de trabajo como profesora en el Cusco. Tres años después, en 1937, se trasladó a Lima donde fungió como restauradora en el Museo Nacional. Allí trabó amistad con Julio C. Tello y en 1949 decide regresar a ese desierto encantado al que la llevaron Paul Kosoc (descubridor de las líneas) y Elmer Faucett.
Que esas figuras la sedujeron está claro: Las líneas y geoglifos de Palpa la volvieron obsesa. Quería establecer científicamente su función, probar la hipótesis que endilgaba a las líneas una propiedad cósmica.
"Un calendario astronómico prehispánico", dijo una y mil veces. Sentenció ante académicos y periodistas sus escritos. Difundió sin resentimientos sus presunciones, no obstante la burla de algunos arqueólogos locales que minimizaban sus estudios.
Y así se inició la leyenda de la mujer de gafas de carey, blusas a rayas y zapatos de precio ruin. Sólo con la protección de un sombrero de paja y pañoletas incoloras, María Reiche pasaba el día entero escarbando el pasado, midiendo los senderos de arena, tratando de establecer pactos, vínculos intangibles entre las hilachas y las estrellas, constelaciones y satélites.
Su primera monografía sobre el tema data de 1949, aunque ella empezó a examinar los diseños en 1946. Los siguientes 15 años vivió en una cabaña de la hacienda San Pablo, al borde de la pampa. En una carta a su madre describe así su vida: "...para hacer sus necesidades uno tiene que ir a la zona de las tumbas del frente, donde los cráneos pálidos brillan con la luz de la luna. Se toma el agua de los canales de irrigación. Para bañarse se va al río...".
Y claro, para todos es conocida la humildad y estrechez económica en que vivió la alemana. Gracias a sus solicitudes, quejas y ruegos, un hasta entonces miope Estado declaró la intangibilidad de la zona en 1977.
Pero, seguramente, la máxima satisfacción que se llevó a la tumba la doctora debió ser la declaración del sitio como Patrimonio Cultural de la Humanidad. Con eso les tapó la boca a todos los que la tildaron de esquizofrénica.
Y aunque aún no se ha podido confirmar al 100 por ciento, lo más probable es que las líneas hayan sido lo que la Dama de Nasca siempre defendió: un perfecto calendario que, además rendía tributo al agua, fuente de vida que siempre escaseaba en la árida pampa.Hoy en día, varios colegios, academias, institutos, calles y avenidas llevan su nombre. Sin embargo poco se ha hecho para rendir un cabal tributo a una de las mas grandes defensoras de nuestro patrimonio. ¡Feliz cumpleaños, doctora Reiche!
Y así se inició la leyenda de la mujer de gafas de carey, blusas a rayas y zapatos de precio ruin. Sólo con la protección de un sombrero de paja y pañoletas incoloras, María Reiche pasaba el día entero escarbando el pasado, midiendo los senderos de arena, tratando de establecer pactos, vínculos intangibles entre las hilachas y las estrellas, constelaciones y satélites.
Su primera monografía sobre el tema data de 1949, aunque ella empezó a examinar los diseños en 1946. Los siguientes 15 años vivió en una cabaña de la hacienda San Pablo, al borde de la pampa. En una carta a su madre describe así su vida: "...para hacer sus necesidades uno tiene que ir a la zona de las tumbas del frente, donde los cráneos pálidos brillan con la luz de la luna. Se toma el agua de los canales de irrigación. Para bañarse se va al río...".
Y claro, para todos es conocida la humildad y estrechez económica en que vivió la alemana. Gracias a sus solicitudes, quejas y ruegos, un hasta entonces miope Estado declaró la intangibilidad de la zona en 1977.
Pero, seguramente, la máxima satisfacción que se llevó a la tumba la doctora debió ser la declaración del sitio como Patrimonio Cultural de la Humanidad. Con eso les tapó la boca a todos los que la tildaron de esquizofrénica.
Y aunque aún no se ha podido confirmar al 100 por ciento, lo más probable es que las líneas hayan sido lo que la Dama de Nasca siempre defendió: un perfecto calendario que, además rendía tributo al agua, fuente de vida que siempre escaseaba en la árida pampa.Hoy en día, varios colegios, academias, institutos, calles y avenidas llevan su nombre. Sin embargo poco se ha hecho para rendir un cabal tributo a una de las mas grandes defensoras de nuestro patrimonio. ¡Feliz cumpleaños, doctora Reiche!
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